Cada miércoles, a partir de las 19:30 hrs., hacemos una sesión abierta a los que quieran venir, donde utilizando diversas herramientas de coaching ontológico, constelaciones familiares, bioenergética, Chi Kung, Tai Chi, sonoterapia, meditación y otras cuantas más, facilitaremos el autoconocimiento, la autoconciencia, la auto expresión, el ordenamiento sistémico, el aprendizaje y el disfrute en tribu.
Facilita: Ignacio Verdugo Ramírez de Arellano.
Lugar: Centro TribuyAlma del Arrayán
Ingreso a sala 20:00 hrs.
Valor: $8.000.
Requiere inscripción previa, para cada sesión o encuentro.
Informes e inscripciones: info@tribuyalma.cl
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Fundamentos: Hacia una consciencia despierta.
El hacernos más conscientes significa, en términos simples, saber distinguir desde qué emociones estoy apreciando un determinado estímulo, ya sea pequeño o la vida misma, desde qué paradigmas o ideas me enjuicio a mí mismo o a mi entorno y cómo descifro las señales que mi cuerpo me da permanentemente a nivel de sensaciones, bienestar, malestares o enfermedades y cómo actúo o reacciono en el día a día. Esto significa que debo conocerme, razón por la cual el autoconocimiento forma parte esencial de cualquier trabajo personal y habilitante para actuar de una manera consciente.
Habitualmente actuamos en la vida de manera automática, mis reacciones son impulsivas, mis decisiones son respuesta a mis patrones aprendidos y mi andar – vida afectiva, laboral, social, etc.- son apenas “como me sale”… Es una consciencia ordinaria, que es como andar dormido por la vida y respondemos escasamente como realmente quisiéramos ni menos aun dando cuenta de la inmensa belleza interior que hay dentro de nosotros. Hay muy poco de estrategia consciente, de un hacer o actuar “a propósito” de lo que deseo, sueño o espero para mí y los míos. Por eso, el crecimiento personal significa un profundo trabajo de autoconocimiento, para comprender cuáles son las fuentes de mis reacciones y cuáles son mis profundas motivaciones, creencias y posibilidades más allá de mis limitaciones alimentadas por mi pasado y mi entorno. He aprendido que dicho trabajo de autoconocimiento es extraordinariamente difícil si lo pretendo hacer en solitario. Necesito de otro u otros para que hagan de espejo consciente y me permitan mirarme y ver aquello que mis propios filtros convierten en transparente para mí… y solo para mí, porque habitualmente el resto ve de manera clara y no siempre me lo devuelve de manera asertiva, cuidadosa y con amor.
Trabajando con el cuerpo, observando mis pensamientos, meditando, regulando nuestra energía personal, mirando mi sistema familiar aparece un gran “darse cuenta” que nos permite crecer aumentar nuestra vitalidad, salud y bienestar, como también nuestras emociones, y por lo tanto, nuestro actuar en el mundo y ser más felices.
Trabajaremos la autoexpresión tiene que ver con la libertad personal para expresar lo que se piensa y siente, lo cual tiene que ver con un trabajo en pos de la autenticidad. Asimismo la autoposesión o adueñamiento de sí, implica que “el individuo está en contacto consigo mismo”, como dice Alexander Lowen. Tiene que ver con el poder personal para ser tal como se es. El ego no domina ni manda ni estoy al vaivén de los estímulos externos; estoy en “grounding”, enraizado, con capacidad de sostener mi lugar.
Como gran parte de nuestro trabajo está en el dominio de lo mental, debemos aprender a estar presentes y atentos a nuestros pensamientos, vigilarlos cuando estamos en el pasado, habitualmente lamentándonos o en soñando un futuro que quizás nunca llegará. Para esto muchos métodos de meditación son una gran herramienta, entendiendo que la meditación es una tecnología no solo para grandes maestros orientales en busca del vacío sino una práctica al alcance de todos; una manera de centrarnos y estar en el presente.
Para ser protagonistas de nuestra vida y no solo víctimas de lo que nos acontece, debemos hacernos cargo de nuestra existencia y hacer los cambios que sean necesarios para guiar nuestros pasos hacia donde deseamos. Para eso es preciso también aceptar las cosas como han sido y también aceptarnos y querernos como somos. Como sabemos, pertenecemos a un sistema familiar y muchos de nuestros condicionamientos provienen de nuestros ancestros, aunque no seamos conscientes de ello. Muchas de nuestras dificultades y sufrimientos se deben a la lealtad inconsciente con nuestras familias, especialmente cuando alguno de sus miembros han sido excluidos, ignorados o bien no se ha respetado el lugar que le corresponde a cada integrante. También cuando no hay un adecuado equilibrio entre dar y recibir.
Se trata de un método sumamente eficaz para descubrir los enredos inconscientes y reunir el amor con el orden para que los vínculos puedan sanarse.
Cuando compartimos en tribu nos sentimos contenidos, comprendidos, aceptados y amados al punto de ser un acto inmensamente reparador el solo hecho de abrir nuestros corazones y entender que todos tenemos una narrativa para nuestra forma de ser y que podemos ser transformados por el poder de nuestras declaraciones y actos.